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Todos tenemos un gran amor en nuestra vida. En mi caso, es el doblaje.

Nací en Veguellina de Órbigo, un pueblo de León, y aunque desde siempre me habían fascinado las voces de la tele no fue hasta los 13 años que, a modo de juego, empecé junto con my beloved twin sister a grabar la pantalla del ordenador con la cámara de vídeo de nuestros padres, mutear la película, y poner voz nosotras a los personajes.

Sin darnos cuenta estábamos practicando la que sería nuestra pasión, y es que cuando descubrimos que en realidad Leonardo DiCaprio, Jodie Foster o Robin Williams no hablan en perfecto castellano, si no que había otras personas, actores de doblaje, que se dedicaban a prestarles sus voces y un trocito de su alma para darles vida consiguiendo así que nos hicieran reír y llorar, nos enamoramos. Cuando descubrimos que ésta era una profesión, supimos que era a lo que queríamos dedicarnos.

Parecía que el momento nunca llegaría, pero finalmente en marzo de 2015  conseguimos mudarnos a Madrid para estudiar en la fantástica Escuela de Doblaje de Madrid, dirigida por Lorenzo Beteta.

Ese fue él principio de nuestro sueño, y el comienzo de éste maravilloso viaje...

Verónica  Llaneza Mielgo

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